La terapia consiste en analizar año por
año la historia de vida del paciente desde el presente hasta la concepción,
utilizando las "herramientas" de la Psicología Profunda que
corresponden a cada fase del desarrollo.
Esta terapia no utiliza sugestiones que
van contra los síntomas, pues esto a la larga solo agravarían el problema, ya que
cada síntoma guarda una enseñanza para el paciente y que el terapeuta ayuda a
descubrirla. Aquí no hablamos de curación ajena porque esto es una intervención
externa; la sanación surge a través del reconocimiento, comprensión y
autoconocimiento del paciente, despertando las energías propias para “vencer”
cualquier mal. En este proceso el paciente crece espiritualmente. Cuando los
síntomas cumplen su función desaparecen por si solos a través de la terapia.
Durante la sesión el paciente experimenta
su pasado como parte de su presente, aprende a integrar las partes reprimidas
de su personalidad en su Yo consciente, revive sus traumas y ansiedades (a veces
desconocidas por él) desde un estado de conciencia amplificada, lo que en sí es la
hipnosis, para analizar y comprender; finalmente se reconcilia con ellas y así
superarlas. Cuando sucede esto, los síntomas provocados por estos traumas
desaparecen descubriendo los contenidos sanos de cada fase de su desarrollo que
estaban ocultos.
Sólo bajo hipnosis se puede experimentar
la concepción de uno, la vida en el vientre materno y la primera infancia,
porque en estas fases estamos en hipnosis profunda natural. Esto requiere
lenguaje y procedimiento apropiado.
Por su enfoque holístico esta terapia es
una de las más completas y efectivas porque trabaja en los 3 niveles del ser
humano: Físico, Mental y Espiritual.
Este método fue creado hace más de 25
años por el profesor Werner Meinhold, hipnoterapéuta alemán, autor de numerosas obras en el tema de hipnoterapia. Presidente fundador de I.GTH. Imparte sus conocimientos en la Universidad San
Francisco de Quito y en otras universidades de Europa.
Tiempo de la terapia
Como en la
HTIPP no se “salta” de una edad a otra buscando o “cazando problemas”, se
realiza el análisis de la vida de manera cronológica, esto es, ir año tras año,
desde el presente hacia atrás. Esta indicación es muy aplicable en los años de
adultez y adolescencia, en las edades infantiles (luego de los 7 años), se
requieren 2 sesiones por cada año hasta aproximadamente los 3 años. Luego de esta edad se puede requerir
3 sesiones para cada año. En la vida intrauterina se suele trabajar solo
semanas por sesión, así que las sesiones podrían ser más de 4. Eventualmente en
el trayecto de la terapia se pueden requerir sesiones extras.
Es
necesario que las sesiones sean una cada semana, pues el paciente requiere del tiempo entre sesiones para procesar, aplicar e integrar los elementos que surgen en cada
sesión a su vida diaria. Por lo tanto, se requiere de
continuidad, periodicidad y ritmo en el trayecto de la terapia. Si es necesario
cambiar una sesión se lo debe escoger un día cercano a la sesión que se
posterga, a fin de no perder la sesión de la semana
Para dar
una idea del tiempo de la terapia, se puede aplicar la siguiente regla: la
edad de la persona más aproximadamente 20 sesiones más. El trayecto de la
terapia no es una carrera de velocidad, sino de resistencia, así como es la
vida misma.
Durante la terapia
Toda la
labor terapéutica se realiza desde una visión holística del ser humano, es
decir, considerando al ser como una totalidad dentro de la unidad. Toma en
cuenta los elementos y características del Ser: mente, cuerpo, sensaciones,
emociones, intuición, fantasía, espiritualidad, sabiduría interior y más.
Esta visión
no pretende ser tan solo un planteamiento novedoso, si no una vivencia real
para cada persona.
Al igual que en todas las formas de
terapia analítica, también en la hipnosis el terapeuta formula preguntas que
conducen a épocas de vida cada vez más antiguas y que el paciente debería
contestar de la forma más espontánea posible.
Luego se comentan con el paciente sus
vivencias y recuerdos -también bajo hipnosis- y se los procesa en relación a su
situación actual, a fin de que los ubique de manera tal que puedan reforzar un
sano desarrollo de su personalidad. Como ya lo indicamos, durante la terapia no
solo se da un procesamiento y una exploración racional, sino que en ella se
integran conscientemente los niveles de relación y las vinculaciones
particulares explicadas por la psicología profunda.
Siempre que sea posible se debe tender a
una forma de tratamiento analítico ya que, por una parte, las impregnaciones
erróneas y vivencias negativas del pasado -incluso cuando ya han sido
olvidadas- pueden conducir a trastornos de salud y, por otra, estas
vinculaciones son difícilmente reconocibles en los síntomas actuales de una
enfermedad.
La HTIPP es el procedimiento terapéutico
de efecto más profundo y su aplicación es muy oportuna para los trastornos
psíquicos y también las enfermedades corporales más graves.
Antes de efectuar una HTIPP se debe
contar con la predisposición del paciente a buscar el autoconocimiento y su
desarrollo personal.
El trabajo terapéutico se efectúa de acuerdo a las fases
de desarrollo
El procesamiento terapéutico se tiene que
desarrollar haciendo justicia a cada una de las fases (procesamiento de fases
específicas), a diferencia de los procesos hipnóticos que no utilizan la
psicología profunda, donde en cualquier fase utilizan indiscriminadamente
recurso disimiles, procurando únicamente luchar contra el síntoma.
Como hemos visto, cada fase tiene su
contenido específico y el tratamiento se realiza tomando en cuenta sus
características.
En la adultez y la fase de
desprendimiento se procura desarrollar una visión autorresponsable del mundo y
de la vida, y se utilizan recursos en ese sentido; en la fase de individuación
se pone énfasis en la valoración de los modelos familiares, a través de la
confrontación con modelos externos a la familia; en la fase genital-edipal se
utilizan recursos que promuevan la aceptación de la sexualidad, a través de la
participación de los padres; en la fase anal se desarrolla el valor de los
productos que el niños da al mundo; en la fase de primera maduración se procura
que el niño perciba los cimientos de su individuación, de su libertad, el movimiento, que puede irse y
regresar; en la fase oral se utilizan procedimientos con los cuales puede tomar
al mundo con todos sus sentidos; en la fase simbiótica se hace sentir al niño
la aceptación de su vida, como máxima vivencia de la seguridad existencial.